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Desparasitación del perro: ¿pipeta o collar?

Desparasitación del perro: ¿pipeta o collar?

La desparasitación externa es uno de los cuidados básicos que debes tener en cuenta para mantener el bienestar de tu perro. Y es que no se trata solo de eliminar posibles huéspedes indeseados, sino de repelerlos antes de que aparezcan e incluso de prevenir picaduras que pueden resultar tan peligrosas como la del flebotomo (agente transmisor de la leishmaniosis), protegiendo así no solo a tu perro, sino a toda tu familia.

Existen en el mercado numerosas opciones de desparasitación en función de su composición, su especialización en uno o varios tipos de parásitos, su composición química o a base de ingredientes naturales como la citronela, su modo de aplicación, el tiempo que tarda en actuar… pero los dos más utilizados son los collares y las pipetas.

Pipetas

Las pipetas vienen en envases monodosis de fácil aplicación. Basta con abrir la ampolla y aplicar el contenido entre los hombros del perro (y a lo largo de la columna si es un perro de tamaño grande), donde no alcance a lamerse, retirando siempre el pelo para que el líquido caiga directamente sobre la piel.

Además de la sencilla aplicación, otras de las ventajas de las pipetas son su rápida actuación y su gran efectividad como método de cura, cuando el perrete ya está infectado por algún tipo de parásito.

Sus inconvenientes son su escasa duración, pues debes aplicarla cada cuatro semanas, y su baja resistencia al contacto con el agua. Además, algunas de ellas pueden tener un olor un tanto fuerte durante las primeras horas tras su aplicación.

Collares

Las ventajas de los collares antiparasitarios son su larga duración, gracias a la lenta liberación del principio activo (hasta ocho meses de efectividad en el caso de Seresto, que es ahora mismo el collar con una vida útil más larga del mercado), y su gran resistencia en el caso de que tu amiguito sea de esos que se bañan hasta en el charco más pequeño del parque. También es más seguro si hay niños pequeños en casa, pues, en general, no resulta tóxico si se toca, ni emite olor.

Al contrario que las pipetas, el principal inconveniente en el caso de los collares es su baja efectividad como método de cura, por eso se utilizan sobre todo como método de prevención.

¿Y ambas?

Aunque no puedes olvidar proteger a tu perro todo el año, durante los meses cálidos con más presencia de parásitos, si vivís en zonas endémicas o si sois muy aficionados a hacer excursiones al campo, puedes reforzar la protección combinando ambas opciones, pero siempre teniendo en cuenta no sobrepasar las dosis indicadas.

Precauciones a la hora de utilizarlos

Elijas la opción que elijas, siempre tienes que tener en cuenta el peso y la edad de tu perro y seguir las instrucciones de aplicación indicadas en el prospecto incluido en el envase.

Además, ante el menor signo de alergia o irritación en la zona de aplicación, sobre todo si es la primera vez que lo utilizas, no dudes en consultar a tu veterinario de confianza.